Envases plásticos biodegradables a partir de restos de patatas y pieles de frutas

Óscar Martín, Consejero Delegado de Ecoembes, presenta a los medios las actividades de TheCircularLab.

Óscar Martín, Consejero Delegado de Ecoembes, presenta a los medios las actividades de TheCircularLab.

  • Desarrollado por el centro de innovación de Ecoembes (TheCircularLab), el nuevo material se puede reciclar y compostar

Pieles de frutas, mondas de patatas, restos de zanahoria… ¿Basura que se pudre? Sí, pero no solo, porque a partir de ahora estos desechos vegetales podrán ser utilizados para crear un nuevo material plástico destinado a envases que se puede reciclar, compostar y biodegradar en el entorno marino. Sus creadores son los jóvenes investigadores del centro de innovación en economía circular de Ecoembes (TheCircularLab) y lo han hecho en un tiempo récord de solo seis meses. Su objetivo es que el nuevo producto pueda estar en el mercado en un plazo aproximado de cinco años.

El material, que se ha desarrollado con el Centro Tecnológico AINIA de Valencia, fue presentado el 22 de noviembre en TheCircularLab, el centro de Ecoembes en Logroño, abierto hace un año y medio para impulsar la economía circular a través del reciclaje de envases. Se trata de un producto biobasado, es decir, que se obtiene a partir de residuos vegetales, en lugar de los que proceden del petróleo y que tardan cientos o miles de años en descomponerse.

Este plástico sostenible, que procede de materia 100% orgánica en descomposición, puede sentar las bases de toda una revolución en el ámbito de la economía circular. Además, podría ser una alternativa para tratar los residuos provenientes de mercados municipales y otras instalaciones en las que se generan grandes cantidades de este tipo de desechos, contribuyendo no solo a que sean reciclados, sino también a aminorar el desperdicio alimentario.

En cuanto al proceso para obtener este tipo de plástico, que responde al nombre de PHBV (PoliHidroxiButilValerato) y está en fase de prototipo, se consigue tras triturar el residuo vegetal y extraer su glucosa. En el siguiente paso, la glucosa sirve de alimento para un microorganismo que se encarga de producir un biopolímero similar al plástico. A continuación, este biopolímero se transforma en pequeñas piezas denominadas pellets con las que después se fabricarán los nuevos productos y envases.

Al igual que los plásticos procedentes de otras fuentes no vegetales, podría usarse para el envasado de productos de alimentación y bebidas, como botellas y bandejas. Y también podrán utilizarse para otro tipo de envasados y productos como, por ejemplo, carcasas de móvil.

Envases producidos con el nuevo material.

Envases producidos con el nuevo material.

Jorge García, el investigador de Ecoembes que ha trabajado en este proyecto, subraya que con esta iniciativa se ofrecerá una salida a residuos vegetales de grandes mercados para obtener un material que «luego se procesa igual que un plástico y, finalmente, se puede hacer compost y convertir en abono».

La satisfacción de sus creadores está justificada. Lo explica el coordinador de TheCircularLab, Zacarías Torbado, al señalar que este novedoso plástico sostenible «es el germen de nuevos desarrollos basados en el diseño circular y uno de los ejemplos de cómo serán los envases en el futuro».

El reto ahora, una vez desarrollado el producto en la fase de laboratorio, es pasar a la etapa industrial. Para ello será preciso obtener la aprobación y certificaciones de cumplimiento de las normativas para que el nuevo material pueda tener contacto alimentario. El objetivo es que los nuevos envases puedan estar en el mercado en un plazo estimado de unos cinco años.

En opinión de Óscar Martín, Consejero Delegado de Ecoembes, este es el momento de dejar atrás la filosofía del «producir, usar y tirar» para adentrarnos en el nuevo paradigma de la economía circular, y responder así desafíos ambientales como el cambio climático, la contaminación o el uso eficiente de la energía. «Porque no tenemos un planeta B», apunta. Con este compromiso trabaja TheCircularLab, que, según señala Martín, «ya ha puesto en marcha más de cien proyectos y un ecosistema del que forman parte más de doscientas instituciones, empresas y organizaciones, que son la mejor prueba de que un mundo más circular sí es posible».




EL «SILICON VALLEY DEL RECICLAJE»

El Circular Talent Lab, espacio destinado a los jóvenes talentos emprendedores.

El Circular Talent Lab, espacio destinado a los jóvenes talentos emprendedores.

TheCircularLab es una iniciativa pionera en Europa. Inaugurado en mayo de 2017, es para el Consejero Delegado de Ecoembes «el Silicon Valley del reciclaje», en el que se trabaja sobre cuatro líneas de innovación: envase del futuro, smartwaste (gestión inteligente de residuos), ciencia ciudadana y emprendimiento, a través de sus programas de aceleración de start-ups. Todo con el objetivo de impulsar la economía circular a través del reciclaje, en concreto de los envases.

Durante su primer año y medio de vida, TheCircularLab ha creado un ecosistema de emprendimiento del que forman parte más de 200 colaboradores externos, 55 estudiantes (a través del programa Circular Talent Lab para jóvenes talentos innovadores) y una comunidad de 20 emprendedores, seleccionados entre más de 150 de los cinco continentes, y que se enmarcan en la aceleradora de start-ups que posee el centro.

Gracias a esto, además del plástico sostenible creado a partir de residuos vegetales, el centro ha puesto en marcha iniciativas como A.I.R-e, el primer asistente virtual de reciclaje; la plataforma smartwaste, basada en IoT (internet de las cosas, en sus siglas en inglés) y big data para optimizar la gestión de residuos; o una planta 4.0, que pone la robótica al servicio de la selección de residuos.



A.I.R-e, EL PRIMER ASISTENTE VIRTUAL

Presentación de A.I.R-e, el primer asistente virtual sobre el reciclaje de envases.

Presentación de A.I.R-e, el primer asistente virtual sobre el reciclaje de envases.

A.I.R-e hace uso de la Inteligencia Artificial para dar información interactiva, al instante, sobre distintas cuestiones relacionadas con el reciclaje de envases, como en qué contenedor debe depositarse cada envase y el material del que está compuesto, pero, también con el reciclaje de otra clase de residuos, como mobiliario, menaje y textil.

A.I.R-e funciona a través del reconocimiento de voz y texto del usuario, pero la auténtica revolución de este chatbot viene de la mano de la imagen, ya que es capaz de reconocer, mediante fotografías, el tipo de residuo sobre el que el usuario tenga dudas.

Así, el ciudadano podrá mandarle imágenes de aquellos que quiera reciclar y no sepa bien dónde hacerlo, recibiendo una respuesta inmediata por parte de A.I.R-e. Este asistente hace uso de técnicas de aprendizaje automático, por lo que nutre su base de datos a medida que recibe consultas.

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